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La de cerdo es la segunda carne más consumida en nuestro país. Una carne blanca con excepcionales características organolépticas y propiedades nutricionales y muy versátil a la hora de ser incluida en nuestros menús diarios.

Una opción saludable para toda la familia

Más allá de su sabor, la carne de cerdo aporta nutrientes esenciales y muy beneficiosos para la salud de las personas. Fuente de proteínas, potasio, fósforo, zinc y hierro, también destaca por su alto contenido en vitaminas (B1, B3, B6 y B12).

Gracias a todos ellos, la carne de cerdo contribuye, entre otros, al mantenimiento de la presión arterial, los huesos y los dientes en buen estado. También favorece la protección de las células frente al daño oxidativo, así como el funcionamiento normal del corazón y del sistema inmunitario. Y, adicionalmente, disminuye el cansancio y la fatiga.

Esto lo hace un alimento apto para toda la familia, en prácticamente todas las etapas de la vida y en los diferentes estados fisiológicos. Así, en los deportistas, la carne de cerdo magra asegura el suministro de aminoácidos esenciales; por otra parte, en situaciones de control del peso corporal, la carne de cerdo aporta poca grasa y un elevado contenido proteico, asegurando lo último el correcto recambio de estos importantes principios inmediatos. También es una perfecta opción para personas diabéticas; y para las embarazadas, por su perfil lipídico de buena calidad y por ser un alimento rico en proteínas, hierro y vitaminas, entre otros. Dado su bajo contenido en grasas saturadas, tampoco ocasiona perjuicios asociados al incremento del colesterol.  Además, el consumo de carne de cerdo fresca mantiene y mejora los factores de riesgo cardiovascular en adultos con sobrepeso y obesidad moderada.

Y no olvidemos la amplia variedad de productos existentes, así como los diferentes métodos de cocinado y formas de presentación en los menús gastronómicos de nuestro país y de todo el mundo. De hecho, la carne de cerdo es uno de los principales iconos culinarios de la gastronomía española, formando parte de muchos de nuestros platos más emblemáticos.

Más allá de los beneficios nutricionales: su aportación a la sostenibilidad

Además de todas las propiedades enumeradas anteriormente, la contribución de la carne de cerdo a la sostenibilidad en su concepción más amplia es incuestionable. Su destacado valor nutricional, junto a su condición de proteína asequible, la configuran como esencial para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcados por las Naciones Unidas en un llamamiento universal a la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas de las personas en todo el mundo. Concretamente, la contribución de esta carne a conseguir el objetivo de “Hambre Cero” (ODS 2) es incuestionable.

Fuente: Interporc.