El sector porcino refuerza su apuesta por la sostenibilidad y el bienestar animal
Hace ya dos años desde que se promulgó el Real Decreto 306/2020, de ordenación de explotaciones porcinas. Una norma en cuyo artículo 6, que entró en vigor el 1 de enero de este año, se establece como obligatorio para toda granja porcina contar con un Sistema Integral de Gestión de las Explotaciones de ganado porcino (SIGE).
Sin intención de hacer más difícil la planificación de la actividad ganadera, el SIGE no es un documento más que rellenar, sino una herramienta obligatoria impulsada desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para ayudar al ganadero a planificar y organizar el funcionamiento de la granja en la toma de decisiones y el diseño de los planes de acción.
Aunque existen muchos modelos posibles de sistemas integrados de gestión, el SIGE tiene que adaptarse a cada granja en particular para responder a sus necesidades y ajustarse a sus características concretas y debe incluir unos requisitos mínimos establecidos en la propia normativa.
Además, el ganadero deberá elaborarlo y actualizarlo al menos cada 5 años, y siempre que se produzcan cambios importantes en la explotación, junto con el veterinario, quien deberá encargarse de los apartados relacionados con sanidad, bienestar animal, higiene y bioseguridad.
El contenido de cualquier SIGE debe cubrir diferentes aspectos relacionados con las características estructurales y ambientales de la granja, incluyendo además de condiciones generales de la explotación, cuestiones sobre bienestar animal, condiciones ambientales y sanitarias. En concreto, estos son los apartados que debe incluir como mínimo el SIGE:
- Descripción de la granja, identificación del veterinario y sus competencias.
- Plan de limpieza, desinfección, desinsectación y desratización de las instalaciones.
- Plan de mantenimiento de las instalaciones.
- Plan de formación en materia de bienestar animal, medio ambiente, bioseguridad, sanidad, higiene y manejo de los animales, resistencia a los tratamientos y sus consecuencias.
- Plan de recogida y almacenamiento de cadáveres y otros subproductos para su retirada y eliminación.
- Plan de gestión de residuos.
- Plan de gestión ambiental y de lucha contra el cambio climático.
- Plan de bioseguridad.
- Plan sanitario para las enfermedades de declaración obligatoria y otras enfermedades de interés para la propia granja/CC.AA.
- Plan de uso racional de antibióticos.
- Plan de bienestar animal.
Haciendo frente a los retos futuros del sector
Desde el punto de vista estratégico parece claro cuál es el principal beneficio del SIGE: ayudar al ganadero en la planificación y organización del funcionamiento de la granja.
Pero, además, este modelo de gestión de las explotaciones ofrece múltiples ventajas ya que permite un uso eficiente de los recursos y posiciona en el mismo nivel de importancia todas las exigencias normativas y productivas, sumando 10 nuevos planes de gestión a la normativa que ya cumplía el sector porcino español.
En definitiva, las medidas que contempla el SIGE no solo auxiliarán al ganadero en la tarea de gestión, sino que además, permitirán hacer frente a los principales retos de bioseguridad y bienestar animal que enfrenta el sector y contribuirán a disminuir entre un 30 y un 40 % las emisiones de efecto invernadero por granja, al incluir requisitos relacionados con la gestión ambiental y de lucha contra el cambio climático.